jueves, 28 de agosto de 2014

Arquitecto japonés ganador del Premio Pritzker diseña casa en Chile


Lo definen como un  laboratorio de arquitectura, pero con el tiempo puede llegar a ser mucho más que eso: “Es una experiencia totalmente inédita, si seguimos adelante será un verdadero museo al aire libre, un hito cultural que convertiría a Chile en  parada obligada para los arquitectos del mundo”, dice satisfecho Eduardo Godoy, dueño de la empresa Interdesign y creador de Ocho al Cubo, el proyecto que desde el 2002 invita a reconocidos arquitectos a construir casas de lujo en las costas chilenas.
Todo comenzó en Marbella con las casas diseñadas por ocho profesionales locales, entre ellos Smiljan Radic, Cecilia Puga y Mathias Klotz, para luego sumar al primer invitado internacional, el japonés y Premio Pritzker Toyo Ito, quien en 2009 inauguró White O, su primera casa en Sudamérica. Fue también el comienzo de una alianza: gracias a Ito, otros colegas de su país se interesaron en la experiencia, dando origen a Ocho Quebradas, la nueva etapa de construcción, que reunirá ahora a ocho arquitectos japoneses y ocho chilenos,  y que comienza oficialmente hoy cuando Ryue Nishizawa presente su proyecto, en una charla que dará a las 12 horas en la Estación Mapocho.
Nacido en Tokio en 1966, Nishizawa será uno de los primeros en construir en la nueva locación, cuatro kilómetros al sur de Los Vilos. Luego se sumarán los demás, entre ellos su compañera Kazuyo Sejima, con quien ganó el Premio Pritzker (el Nobel de la arquitectura)  en 2010, Sou Fujimoto, Kengo Kuma, Junya Ishigami y Akihisa Hirata. De los arquitectos chilenos, comenzará Alejandro Aravena, quien conversará con Nishizawa, mañana también en la Estación Mapocho, a las 15 horas.
“Japón es el país que más premios Pritzker ha tenido,  siete en total, y ciertamente tienen algo que decir respecto al estado del arte en arquitectura y al rigor de su ejecución. Además, tanto Japón como Chile, saben que la fuerza más importante no es la vertical, sino la horizontal. No es la gravedad, sino el sismo. El empuje y  la aceleración de suelo genera otro tipo de arquitectura, compartimos ese ADN”, dice Aravena, quien ha sido jurado del Premio Pritzker desde 2009 y le tocó justamente galardonar a Nishizawa.
En sus obras, el japonés de 48 años se ha destacado por su creatividad y simpleza, por la economía de medios, el uso de transparencias y la forma en que integra el paisaje a  la arquitectura. Justamente ese es el espíritu que recogerá la obra de Nishizawa en Los Vilos: una casa con techo curvo, que simula una ola, y de paredes transparentes con una vista privilegiada de los dramáticos roqueríos. “No se trata de mansiones, son casas de 250 metros cuadrados, porque la idea es intervenir lo menos posible la naturaleza, la accidentada geografía es clave en esta etapa”, dice Eduardo Godoy.
Creatividad pura
El modelo de gestión de Ocho al Cubo también es bastante único. Desde un comienzo el arquitecto tiene total libertad para crear el diseño que quiera sin mediar ninguna petición del futuro dueño. Cada casa se compra en verde y se financia con el dinero que va entregando el propio cliente. “Son casas de colección, únicas y eso lo debe entender el dueño. La verdad es que tenemos varios interesados. Por ahora ya tenemos financiadas cuatro casas”, cuenta Godoy. Cada una cuesta más de 20 mil UF, sobre 400 millones de pesos.
Para Godoy, sin embargo, Ocho al Cubo no es un negocio. “El objetivo final es incentivar la creatividad de los arquitectos jóvenes. Empezamos con estas lumbreras de la arquitectura mundial, pero más adelante serán jóvenes desconocidos los que construyan estas casas. Aquí se paga lo que cuesta el terreno, la construcción y los gastos operacionales. Los arquitectos no están haciendo negocio redondo, participan porque están enamorados del proyecto”, agrega el empresario.
Felipe Assadi, Cristián Undurraga, Max Núñez y la oficina de Izquierdo y Lehmann, son algunos de los arquitectos chilenos que también participarán en la nueva etapa de Ocho al Cubo.
El proyecto de Aravena y su oficina Elemental también es de líneas simples, pero que rayan en lo primitivo: se trata de tres volúmenes de hormigón, puestos uno sobre otros que se confunden con lo agreste del paisaje. “Las casas de fin de semana son un lujo y entendemos que alguien que se puede permitir una casa así, tiene la opción de una vida más simple, más arcaica. Ese es todavía uno de los lujos de Chile, poder hacer una vida en contacto con la naturaleza y su estado más puro”, explica el arquitecto.
Para Aravena, lo más interesante de Ocho al Cubo es la creatividad que permite desarrollar. “Este proyecto es difícil, porque tiene pocas restricciones. Se piensa que la libertad creativa y ajustarse a los presupuestos van en direcciones opuestas. Para mí, cuando hay más reglas es cuando hay más creatividad. Ese proyecto obliga a tener una mayor disciplina interna”.

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