martes, 3 de febrero de 2015

Homenaje al arquitecto del cuero negro


























Peter Marino (1952) es uno de los interioristas más influyentes del mundo del arte y la moda, responsable de las espectaculares boutiques de Chanel, Céline o Louis Vuitton y de trabajos inmobiliarios que van desde la residencia de Bernard Arnault, propietario del mayor conglomerado de empresas de lujo del mundo Louis Vuitton Moët Hennessy, hasta palacios para las familias reales de Oriente Próximo. Ninguno de sus proyectos tiene un presupuesto inferior a los seis millones de euros, según confesó al diario New York Magazine.
Pese a todo ello, Marino también es uno de los nombres de la industria del lujo menos conocidos por el gran público. Se trata de un personaje singular, empezando por su llamativo aspecto, siempre vestido de cuero negro de arriba a abajo, con gorra de plato coronado por una calavera y un aparatoso colgante que reproduce dos hojas de afeitar. Más allá de su excentricismo, el estadounidense es una de las mentes más productivas que ha dado la arquitectura de interiores en las últimas décadas, y en Miami, en el marco de la Art Basel —la feria más importante de arte contemporáneo—, han decidido rendirle homenaje.
“Hacía 10 años que no tenía una exposición en solitario y estoy muy satisfecho de que sea aquí, en Miami”, decía Marino, a modo de presentación, en un corrillo con periodistas de medio mundo que llenaban una de las salas del museo.
La muestra disecciona tres de las obsesiones del artista: “Lo que me gusta coleccionar, los encargos que he hecho, y los encargos que he recibido”. Así, uno puede encontrar dos trabajos de Damien Hirst, una colección de fotografías de Robert Mapplethorpe y varias obras de Andy Warhol, que fue uno de los primeros cicerones de Marino y se convirtió en su protector al principio de su carrera.
“Estoy seguro de que vais a escribir que aquí hay una selección de mis obras, de mi colección, y os ruego que no lo hagáis. Esto es una fragmentación, una mirada al mundo tal y como yo lo veo, en blanco y negro (risas), que incluye una serie de piezas que me parece que muestran lo porosas que se han vuelto las fronteras entre el diseño, la arquitectura y la moda”, explicaba Marino.
El artista bromeaba con lo que es uno de los grandes ejes de la exposición: las tiendas que Marino ha diseñado para algunas de las grandes firmas de lujo del universo de la moda. “Me gusta decir que he hecho el ABC de las tiendas: Armani, Bulgari, Chanel (risas). De hecho, excepto la X creo que he hecho todas las letras. ¿El estado del sector? Bueno, creo que por debajo tienes los grandes gigantes como H&M, con una idea muy clara de lo que quieren vender y cómo quieren hacerlo, y por arriba las tiendas de las grandes marcas, que cada vez son más ambiciosas. En medio se han quedado las grandes superficies, que no saben muy bien hacía dónde ir”.
Algunos de los grandes hitos de la arquitectura de Marino son el edificio Chanel en Ginza (Tokio), la tienda Boon the Shop en Corea o sus trabajos para Louis Vuitton (especialmente su establecimiento en Hong Kong) y Zegna a lo largo y ancho del globo. “Creo que la clave a la hora de diseñar una tienda y lo que la diferencia, por ejemplo, de una residencia privada o de un edificio, es tu obligación de crear un deseo desde el momento en que alguien entra por la puerta. Para mí esa es la clave”, revela Marino, que de cuando en cuando se quita la gorra (es un día extremadamente caluroso en Miami) para dejar al descubierto una cresta al estilo mohicano: “Por eso no me quito mucho la gorra (risas)”, comenta.
En el Bass Museum de Miami el visitante puede que no sienta deseo a primera vista, pero el shock está asegurado: gigantescas bolas chinas, máscaras de gas y un look que profundiza en el universo sadomasoquista que —sin embargo— dan paso a un elegantísimo abanico que repasa a través de pantallas digitales sus trabajos en casas, residencias, tiendas y museos, organizados por su ubicación geográfica. Además, un magnífico recordatorio de la ópera que construyó en torno al clásico de 1950 firmado por Jean Cocteau, Orpheus: “Una auténtica fuente de inspiración”, dice Martino, que aclara que su trabajo no es sobre la oscuridad sino sobre la negrura. “¿La diferencia? La oscuridad tiene esa connotación negativa, triste, dura; la negritud es simplemente el estudio de un color, que refleja mi visión del mundo”.
La exposición One Way: Peter Marino en el Bass se extenderá hasta el próximo 3 de mayo de 2015 y Marino (faltaría más) la aconseja fervientemente. “En mi caso, la recomendación no es solo egoísta. A veces, cuando trabajas rodeado de arte, acaba convirtiéndose en algo rutinario. Cuando ves ese mismo arte en un museo te das cuenta de lo bien que quedan ciertas cosas colgadas en una pared o expuestas en una sala grande: es maravilloso”.

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