01 ‘Judith I’, de Klimt
VIENA
Comenzamos el viaje en Viena porque aquí es donde se encuentran algunas de las obras más representativas de este estilo. La visita modernista por la capital austriaca incluye inevitablemente el Palacio Belvedere, hoy convertido en un museo donde nos reciben, con sus dorados intensos, los cuadros más conocidos de Gustav Klimt: aquí está El beso y la no menos célebre Judith I. Con sus mujeres lánguidas y sensuales, Gustav Klimt quizá sea el pintor art nouveau por antonomasia. Judith fue una heroína bíblica, una viuda hebrea que salvó a su pueblo engatusando al general del ejército enemigo. Con un generoso empleo del dorado, un gran collar, ropajes azul marino y estilizados árboles dorados que parecen brotar de sus hombros, la Judith de Klimt, pecho al descubierto y una expresión de triunfante éxtasis sexual, sostiene la cabeza decapitada de Holofernes en su delgada y oscura mano. Sin duda Klimt levantó serias ampollas a lo largo de su carrera.
Judith I se expone en el Belvedere Alto de Viena. Este palacio barroco acoge no uno, sino tres museos diferentes que van del arte medieval al modernismo, pasando por el barroco.
02 Visita a la ‘Princezna Hyacinta’
PRAGA
La siguiente parada de la ruta del Art Nouveau no queda muy lejos. En Praga, el artista moravo Alphonse Mucha dejó ejemplos notables de diseño gráfico y propaganda en este estilo. Algunas de sus imágenes más emblemáticas proceden de sus carteles para licores, cigarrillos y obras de teatro, con muchachas eslavas de mirada penetrante en posturas relajadas.Princezna Hyacinta era un póster publicitario de un ballet basado en un cuento de hadas. La actriz principal, con sus elocuentes ojos azules, posa contra un cielo de medianoche sosteniendo un extraño artilugio realizado a base de jacintos de plata y tocada con una diadema de estrellas.
El Museo Mucha de Praga posee una impresionante colección de sus pinturas, litografías, paneles decorativos y dibujos.
03 Baños de Gellért
BUDAPEST
La tercera pieza del triángulo centroeuropeo es la capital de Hungría, donde el modernismo decora las fachadas y nos permite pasear entre bellísimas demostraciones, a cada cual más original. Pero el símbolo más conocido del Art Nouveau en Budapest no es ninguna de estas, sino una espectacular piscina termal alicatada y rodeada de columnas que nos hará sentir como si estuviéramos dándonos un baño en el interior de una catedral. Flotando aquí es fácil sentirse como en otra época. Los baños están junto al suntuoso Gellért Hotel y se alimentan de los manantiales procedentes de la colina Gellért, de propiedades curativas. La luz es tenue y los detalles decorativos y todo el ambiente está concebido para llevar al visitante a esa especie de trance aletargante que muestran tantos cuadros modernistas.
Un masaje en el Gellért Spa ayudará a alcanzar el trance, sin duda.
04 Entrar al metro con Guimard
PARÍS
Para disfrutar del Art Nouveau en París no hay que entrar en los museos. Basta con buscar algunas de las más bellas bocas de metro, esas que todo los turistas fotografían. Las entradas del metro de París no solo son emblemáticas de este estilo, sino también de la ciudad; cuesta creer que fueran tan criticadas al principio. Hechas de cristal y hierro forjado, y tan luminosas como las alas de algunos insectos, fueron diseñadas por Hector Guimard, quizá el genio modernista más subestimado de la historia. Así, mientras que sus accesos al metro son tan famosos, ¿quién recuerda su nombre? Guimard murió sin ningún reconocimiento en Nueva York.
Desgraciadamente, muchas de las bocas han sido demolidas. La única entrada original y totalmente intacta que queda está en la estación de Porte Dauphine, en la Línea 2.
05 La Casa Tassel
BRUSELAS
A menudo se habla de este edificio como la primera casa íntegramente art nouveau en su diseño. Construida porVictor Horta para el científico belga Émile Tassel, presume de sus líneas sinuosas y de su delicada ligereza modernista en estado puro. El exterior se curva en un elegante mirador y el interior utiliza con gran profusión el cristal para que la casa resulte luminosa. Hay murales, vidrieras, pilares de hierro que recuerdan árboles delgados y motivos de mosaico. Horta diseñó todo, hasta los pomos de las puertas.
La casa Tassel está en el número 6 de Rue Paul-Emile Jansonstraat. Se abre a visitas en pocas ocasiones, pero solo el exterior ya merece la pena. En Bruselas hay otras tres casas construidas por Horta, una de las cuales (su casa taller; Rue Américaine 25) es también el museo del artista, también imprescindible para entender su obra y el modernismo en general.
06 Con una mujer fatal
06 Con una mujer fatal
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