Tras su paso por la Fundación Barrié coruñesa, donde hace tres años se presentó por primera vez entroncando con las numerosas muestras que este centro ha brindado a arquitectos, y por Lisboa, Ciudad de México y Hong Kong, recala en el Museo Thyssen “Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo 1961-2013”, un repaso, a través de maquetas, dibujos y fotografías, de los edificios más significativos del arquitecto navarro y también de algunos que no han llegado a materializarse pero que dan muchas pistas sobre su manera de proyectar.
Se examinan el Ayuntamiento de Logroño, el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, la ampliación de la estación de Atocha en Madrid, el Kursaal de San Sebastián, el Museo de Arte Moderno y Arquitectura de Estocolmo, la catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, los laboratorios de la Universidad de Columbia en Nueva York o la ampliación del Museo del Prado. Cuenta con una sección especial, coincidiendo con el 25º aniversario del Thyssen, la remodelación del Palacio de Villahermosa para su conversión en sede de este centro.
Dada la importancia que Moneo concede al dibujo en sus procesos de pensamiento y de trabajo se ha dado especial protagonismo a este medio en la muestra: son 121 los presentes, representativos de cómo articuló el arquitecto medio centenar de sus trabajos durante otro medio siglo de carrera. Dibujando, más aún que trabajando en maquetas o en proyecciones teóricas, ha estudiado Moneo sus espacios y sus ideas y dado forma a quizá la mayor de sus obsesiones: la integración de los edificios en la vida de las personas, quienes los habitan y quienes con ellos se cruzan, y en la ciudad en la que se asientan, proyectando una imagen de continuidad y consenso.
Si en sus primeros años se dejó influir por el organicismo que defendía la Escuela de Madrid, mientras aún se encontraba en formación, tras su paso por las Universidades americanas (Princeton y Harvard) desarrolló un estilo personal, distanciado de tendencias y ligado a las problemáticas específicas con la que se encontrase, sello que le valdría el Pritzker y que materializó en la ampliación del Banco de España, el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, la estación de Atocha o la Fundació Pilar i Joan Miró mallorquina.
De su arquitectura no pueden desligarse ni sus escritos ni su actividad docente, en los que ha desarrollado ideas sobre composición, tipología, construcción o lugar que han ocupado un lugar relevante a lo largo de su carrera, aunque quizá sea la reflexión sobre cómo los edificios se engarzan con la historia de la arquitectura y del urbanismo la reflexión pedagógica más determinante en el desarrollo de su trabajo y en el de distintas generaciones de arquitectos que podemos considerar educadas por él.
A lo largo de su carrera, Moneo ha buscado definir una aproximación al proyecto arquitectónico sobre una base disciplinar estable en medio de las muy cambiantes condiciones de su tiempo, buscando reivindicar la arquitectura como cultura y como forma específica de conocimiento.
Esta muestra antológica nos propone, no solo reestudiar la obra del arquitecto, también revisar una parte importante de la historia de la arquitectura reciente a través de su mirada, partiendo de las tendencias organicistas y estructuralistas de los cincuenta y los sesenta hasta llegar al star system de los noventa, pasando por los discursos italianos sobre la ciudad en los sesenta y los setenta y la intensa actividad teórica de los arquitectos de la costa este americana en los setenta y los ochenta.
“Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo 1961-2016 “
Paseo del Prado, 8
28014 Madrid
Del 4 de abril al 11 de junio de 2017
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